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La economía del siglo XVI

La economía es el motor que energiza y sostiene la formación y el desarrollo de pueblos y civilizaciones. Una mirada rigurosa a la documentación disponible para el periodo del siglo XVI, [i] en particular sus primeras tres décadas, nos revela la intensa actividad económica asociada a la construcción y explotación de la segunda colonia antillana fundada por lo que llegará a ser el imperio español. [ii] Con la ola expansiva de la conquista, los puertos de San Juan y San Germán estuvieron desbordados de barcos que continuamente descargaban mercaderías, traídas igualmente de la península como de la Española y otros puntos del Caribe, de Canarias, y hasta de Guinea: artículos de vestir, alimentos, esclavos, caballos, ganado, y artículos relacionados a la explotación del oro, entre muchos otros. Gente entraba y gente salía, todos con sueños de enriquecimiento rápido. Este espejismo arrastró a decenas de individuos que optaron por no establecer vecindad, sino explotar las oportunidades que la tierra presentaba. [iii]

En la colonia, como en todo proceso de explotación y distribución de alimentos, bienes y servicios, hubo una cadena que generó beneficios en cada punto, y, en palabras de Justo del Río Moreno, “premiando la actividad comercial ejercida por los agentes que efectúan operaciones de inversión, transporte y almacenamiento sobre los productos ya manufacturados, que constituyen en conjunto uno de los aspectos más lucrativos de la actividad económica”. [iv] En el caso del oro, estas incluyeron desde la compra de herramientas hasta la transportación del oro a la península. Paralelamente, la manutención de la mano de obra que explotaba del oro requería del cultivo y la compra de alimentos, que se debían pagar a sus productores. Los mineros tenían, además, necesidad de herramientas, ropa y ciertas comodidades, que se importaban desde Sevilla.

Contrastamos esta realidad con la muy escasa información – apenas una decena de páginas, combinando el siglo XVI con otros – incluida en el importante trabajo de James Dietz, Historia económica de Puerto Rico. [v] Aunque de ninguna manera lo menospreciamos, al poner nuestro foco por completo en el primer siglo de nuestra existencia como colonia española, encontramos una amplísima variedad de documentos que nos abren una ventana a la rica actividad económica de la Isla en ese periodo.

El valor económico de San Juan para la Corona, a diez años de comenzada la conquista, quedó retratado por el tesorero Andrés de Haro en 1518. Mientras en Castilla se cuajaba la revuelta de los comuneros que monopolizará la atención del rey Carlos I, las rentas reales aquí tenían como fuente el sistema de impuestos: el quinto (20%) del oro, el quinto de los rescatadores de perlas, las salinas, y el almojarifazgo de 7.5% de las mercaderías, mantenimientos y otras cosas que se cargaban en la Isla. [vi]



Gráfica #1

Ingresos y gastos de las granjerías reales, 1514-1519 *


* Se han eliminado tomines y granos, que son fracciones de los pesos, de las cantidades graficadas.


Como la administración española lo documentaba todo, se redactó un informe del producto de las “granjerías”, o actividades económicas, que generaban ganancia; este informe es lo más parecido a un estado de ganancias y pérdidas para la incipiente colonia. En el total se advierte que es “Así lo que monta lo que se ha granjeado con la hacienda y granjerías de Su Alteza en los años 514, 515, 516, 517, 518, 519… sin la hacienda de Su Majestad de la ribera de Toa y puercos que en ella había, que se entregó al licenciado Antonio de la Gama con los indios de Su Majestad y desde el año de 518 años hasta este presente de 524 años no parece que sacadas costas ha valido más de 550 pesos poco más o menos…”. [vii]

Esta efervescencia comercial fue de corta duración. Para 1554, las rentas reales de la Isla se limitaron a 3,885 pesos de almojarifazgo, generado por doce navíos que entraron al puerto de San Juan, más 320 pesos del doceavo del oro que se fundió entre mayo y diciembre. [viii] La isla quedó rezagada, palideciendo ante las conquistas que engrandecían a la empresa imperial, llegando cada vez más lejos, adentrándose en las selvas y los desiertos de los continentes que se conocerán como América del Norte y América del Sur. Como agravante, el oro se fue agotando en las Antillas, el epicentro original de la conquista, debilitando el amarre de muchos peninsulares y su permanencia. Los que se quedaron, e hicieron el cruce del oro al azúcar, conformaron un estamento de familias con privilegios, autodenominados “primeros conquistadores y pobladores”, que coparán los puestos de los cabildos y la actividad económica.

El oro mismo llevó a muchos a alejarse de los principales poblados de la Isla, asentándose en las minas, y luego en los ingenios y estancias. Quedando fuera del alcance del rígido sistema legal y moral castellano, fueron adaptándose a las condiciones geográficas y climatológicas, de lo que surgió un modo de vida que contrastaba con el de la ciudad de Puerto Rico y la villa de San Germán.

A pesar de todos los factores que llevaban a lo contrario, la vida en la Isla continuó. Ya no era importante para los mercaderes de Sevilla, ni para las órdenes religiosas, que encontraron mayores retos de evangelización en puntos del hemisferio más poblados. Sin embargo, su localización, en el extremo oriental de las Antillas Mayores, siendo la primera poblada, la anclaron a los intereses geopolíticos del imperio español. A pesar de esto, había otras mayores prioridades a lo largo y ancho del Circuncaribe y de la tierra firme, con las que tuvo que luchar para obtener artillería, y hasta pólvora.

[i] Debemos señalar que la gran mayoría de los documentos utilizados para elaborar este ensayo de investigación están digitalizados en el Portal de Archivos Españoles (PARES), del Ministerio de Cultura español. [ii] Antonio-Miguel Bernal advierte que este concepto no fue utilizado en España, señalando que “los españoles fueron renuentes a llamar imperio a América, o lo hicieron tardíamente, aunque hubo tempranas excepciones… La expresión es más bien una adaptación mimética del Spanish Empire acuñado por los británicos desde el siglo XVI para designar a los territorios hispánicos de ultramar”. “Monarquía e imperio”. Historia de España, Josep Fontana y Ramón Villares, directores. Volumen 3 (Madrid: Crítica y Marcial Pons, 2007), 327. [iii] “La ciudad de Puerto Rico, para que los moradores sean iguales en los repartimientos con los vecinos”. 20 VI 1519. Registros generalísimos. 1518-1522. Archivo General de Indias (en adelante, AGI), Indiferente General (en adelante, IND) 420, Libro (en adelante, L.) 8, folios (en adelante, fs.) 74-74v. En esta cédula, el rey reconocía que estos moradores explotaban oro y los frutos de la Isla, al igual que los vecinos. [iv] Justo L. del Río Moreno. “Comercio y transporte en la economía del azúcar antillano durante el siglo XVI”. CLIO, Órgano de la Academia Dominicana de la Historia. Año 70, Núm. 179 (I-VI 2010), 15. [v] James L. Dietz. Historia económica de Puerto Rico (San Juan: Ediciones Huracán, 2007). Por otro lado, el coronel Héctor Andrés Negroni dedica una atención al siglo XVI en varios apartados de su trabajo medular, Historia militar de Puerto Rico (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1992). [vi] Andrés de Haro, tesorero: reducción de indios: Puerto Rico. 21 I 1518. AGI, Patronato Real (en adelante, PAT) 176, Ramo (en adelante, R.) 1, fs.1v-2. Murga, Cedulario, Tomo II, 209. En la cédula del 20 de julio de 1521 del cardenal de Tortosa a los oficiales reales de la Isla, se menciona que el 23 de abril de ese año los traidores fueron vencidos en batalla, además de la victoria española sobre el ejército francés en Navarra. [vii] Valor de las granjerías reales de Puerto Rico y San Germán. 1519. AGI, PAT 175, R.4. [viii] “Lo que rentó a Su Majestad esta isla el año de 1554”. Caja de Puerto Rico. 1554-1573. AGI, Contaduría (en adelante, CONT) 1074, fs.2v-3.

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La motivación detrás de este trabajo es la poca importancia que entre el gremio de historiadores se ha dado al periodo.

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